Es sabido que dentro del mundo de los idiomas, hablar
español conlleva ciertas ventajas. La más nombrada es su posición como segunda
lengua del mundo en cuanto al número de personas que la hablan como lengua
materna. A parte, el número de estudiantes de español está en constante aumento
y pronto superará los 21 millones, convirtiéndose así en la tercera lengua más
hablada del mundo después del chino mandarín y el inglés. En cuanto a la
producción de información en los medios de comunicación mantiene el tercer
puesto, al igual que en lo que a usuarios de internet se refiere.
Basándonos en estas estadísticas podemos concluir que saber español abre puertas a nivel mundial. No obstante, me atrevería a decir que una de las principales ventajas de esta lengua es tener acceso a su cultura y es que uno de los mayores atractivos del español son sus gentes y la vida que los rodea. La extensa vida social del mundo hispano-hablante en general persuade con su alegría y predisposición ociosa a personas de otras culturas que anhelan disfrutar de un modo de vida opuesto al suyo. Hablar español significa para muchos hablar el idioma del baile, de la pasión, de la buena comida, del sol y del mar.
No deja por esto el español de ser una lengua enrevesada
para todos aquellos no familiarizados con las lenguas romances y difícil para
los que sí lo están. Las conjugaciones verbales, la diferencia entre ser y estar, la concordancia de género y número, por y para, las
irregularidades verbales… son muchos aspectos a tener en cuenta. Sin embargo
esta lengua cuenta con una gran ventaja para contrarrestar su endiablada
gramática: el carácter extrovertido de sus gentes.
Puede parecer irrelevante para aprender un idioma pero no lo es; que los hablantes nativos de español sean generalmente alegres y amistosos significa en términos de aprendizaje que los aprendientes disponen de un contexto óptimo tanto para recibir muestras reales de la lengua como para producir las suyas propias aplicando las normas gramaticales expuestas en el aula. En contraposición con otras lenguas cuya gramática es más sencilla, como por ejemplo el inglés, pero en la que el acceso a la vida social y al intercambio lingüístico con hablantes nativos lleva su tiempo, el español las aventaja abriendo sus puertas inmediatamente a cualquiera. Así se puede comprobar que son muchos los estudiantes extranjeros que tras pasar un año de estudios en un país hispano-hablante vuelven al suyo con un nivel independiente mientras que aprendientes de otras lenguas del norte de Europa, cuyos hablantes son en general más distantes y reservados, cuando vuelven a su casa después de haber transcurrido el mismo tiempo apenas han conseguido mejorar el nivel con el que se fueron.
En resumidas cuentas, el español es un idioma que cada vez
tiene más peso en el mundo. Desde mi punto de vista esto se debe a un factor
social, ya que la cultura es su mayor reclamo. Además el número de estudiantes aumenta
cada año y su nivel de éxito es alto a pesar de las dificultades formales de la
lengua, esto puede deberse a que gracias al carácter extrovertido de los
hispano-hablantes los aprendientes pueden practicar la lengua en un contexto
distendido y formar parte de la vida social de inmediato.